Se habla mucho de las personas «tóxicas», pero yo prefiero no etiquetar así a nadie.
La verdad es que todos, en algún momento, podemos ser complicados para alguien, aunque no lo hagamos a propósito.
A veces, simplemente no encajamos con ciertas personas o su forma de actuar choca con la nuestra.
En estos casos, creo que la clave no está en intentar cambiarlas, sino en aprender a manejar cómo nos afectan para que no nos arrastren a su caos.
Aquí te dejo algunos consejos que me han servido para lidiar con personas difíciles sin perder la calma (ni la energía).
1. Reconoce lo que te afecta
El primer paso es identificar qué es lo que te molesta de esa persona. ¿Es su forma de hablar? ¿Sus comentarios? ¿La energía que transmite?
Cuando entiendes qué es lo que te incomoda, puedes buscar maneras de gestionarlo en lugar de reaccionar impulsivamente.
Un truco: Pregúntate si lo que te molesta es realmente algo suyo o si tiene que ver más con cómo te sientes en ese momento.
A veces estamos más sensibles y eso hace que algo nos afecte más de la cuenta.
2. Mantén tus límites claros
Lidiar con alguien complicado no significa que tengas que aceptar todo lo que diga o haga.
Aprender a establecer límites es fundamental. No tienes que ser brusca ni generar un conflicto, simplemente deja claro hasta dónde estás dispuesta a llegar.
Por ejemplo: Si alguien tiende a criticarte constantemente, puedes decir algo como: «Agradezco tu opinión, pero prefiero enfocarme en buscar soluciones». Esto desvía la conversación sin entrar en una discusión.
3. No tomes todo de forma personal
Este consejo me costó aprenderlo, pero es uno de los más importantes.
Muchas veces, lo que hace o dice una persona complicada tiene más que ver con lo que ella está pasando que contigo.
Recordar esto te ayuda a mantener la calma y a no cargar con cosas que no te corresponden.
4. Aprende a elegir tus batallas
No todo merece una respuesta ni vale la pena discutir por todo.
Si algo no es realmente importante, déjalo pasar. Esto no significa que ignores tus necesidades, sino que priorices la paz, evitando entrar en conflictos innecesarios.
5. Busca momentos para desconectar
Si alguien complicado forma parte de tu entorno cercano (familia, compañeros de trabajo, etc.), puede ser difícil evitar el contacto, pero sí puedes gestionar cómo y cuánto tiempo pasas con esa persona.
Tomar distancia no siempre significa alejarse físicamente; a veces basta con darte momentos para recargar energías.
Un ejemplo: Después de una conversación difícil, haz algo que te relaje, como escuchar música, salir a caminar o llamar a alguien con quien te sientas bien.
6. Rodéate de personas que te sumen
Aunque no siempre podemos elegir con quién interactuamos, sí podemos decidir en qué relaciones queremos invertir más tiempo y energía.
Busca personas que te hagan sentir bien, que te apoyen y que te ayuden a equilibrar esas interacciones más complicadas.
7. Reflexiona sobre lo que puedes aprender
Aunque sea difícil, las personas complicadas suelen enseñarnos algo sobre nosotros mismos: paciencia, empatía, o incluso cómo defendernos mejor.
Si puedes ver la relación como una oportunidad para crecer, es más fácil afrontarla con una mentalidad positiva.
8. Busca ayuda si la necesitas
Si te das cuenta de que la relación con alguien está afectando tu bienestar, no dudes en buscar apoyo.
Hablar con un amigo, un familiar o incluso un profesional puede ayudarte a encontrar formas de manejar mejor la situación.
Lidiar con personas complicadas no consiste en cambiarlas ni en ganar discusiones, sino en aprender a gestionar cómo te afectan.
Al final, lo importante es recordar que tú decides cómo reaccionar y hasta qué punto dejas que algo te influya.
¿Te has sentido intoxicada por la personalidad de alguien? ¿Tienes algún truco para manejar estas situaciones? ¡Cuéntamelo en los comentarios, me encantará leerte! 😊
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