Relaciones

Cómo mandar a la gente a paseo

Para poder vivir feliz es necesario deshacerse de algunas relaciones en la vida. Te enseño cómo identificar cuáles son y mandarlas a paseo.

Mandar a paseo a ciertas personas es saludable

De vez en cuando, mandar a la porra a una persona es necesario y, además, saludable. Llámalo como quieras: mandar al carajo, a paseo, a la porra, a freír espárragos, a freír chuchangas o a la mierda. El caso es que, si no sabes cómo mandar a la gente a paseo y poner los límites necesarios en tu vida, es posible que te perjudiques más de lo que crees.

En este post, te quiero hablar de cómo mandar a la gente a paseo y por qué es saludable eliminar a ciertos tipos de personas de tu vida. Básicamente, te hablaré de lo siguiente:

Si tienes relaciones tóxicas formando parte de tu vida, toma buena nota de lo que viene a continuación.

Por qué necesitas saber cómo mandar a la gente a paseo

Cada vez hay más libros de autoayuda, coaches, gurús, y un sinfín de personas con la intención de ayudarte. Aunque creo que muchos de los libros de autoayuda son muy prácticos si los lees con equilibrio, en ocasiones, no estoy de acuerdo con sus enseñanzas. Cada vez son más quienes dicen que debes pensar únicamente en ti, solo en ti y, si te sobra tiempo y ganas, que te quieras y sigas pensando en nadie más que en ti.

Esto no solamente me parece una forma muy pobre de ir por la vida, sino que, además, es realmente egoísta. Es parecido a la creencia de que debes tratar a los demás como ellos te tratan a ti. En mi opinión, igual de empobrecedora. Debes pensar en ti y quererte, sí. Pero también debes pensar en los demás y quererlos como te quieres a ti.

Además, el hecho de tratar a los demás como te tratan, solamente hace que rebajes tus valores y que actúes en función de los malos valores de otros. ¿Te parece que esto es algo digno de admirar o recomendar a otros? Porque yo creo que no.

Sin embargo, sí que existen ciertos tipos de personas que no merecen estar en tu vida. Sea por cómo te tratan, por cómo son, cómo se comportan o qué valores tienen, hay determinada gente que es mejor tener lo más lejos posible. Pero debes quererte y conocerte lo suficiente como para saber identificar quiénes son y tener el valor de sacarlas fuera de tu círculo.

También tienes otra opción: mantener a esas personas tóxicas en tu vida, coger nervios cada vez que hablas con ellas, sufrir por su presencia, dejar que te amarguen la vida, tragar y tragar hasta sufrir un infarto de miocardio y acabar en el hospital intubado y a punto de morir. Puede que esta opción sea más fácil, porque solamente necesitas dejarte llevar. Pero no creo que sea la opción que prefieres, ¿o me equivoco?

Si de verdad quieres sacar de tu vida a esas personas que te están amargando la existencia, te des cuenta de ello o no; o que, simplemente, tienen unos valores contrarios a los tuyos, sigue leyendo. Te voy a contar a continuación cómo puedes dar el primer paso: reconocer a esas personas.

Por sus valores los reconocerás

¿Estoy diciendo con este artículo que debas eliminar de tu vida a cualquier persona que te resulte incómoda? ¿A cualquiera que te lleve la contraria o te moleste? ¿A quienes te dan buenos consejos aunque no te gusten? Por supuesto que no. Aunque pueda parecer algo subjetivo, debes ser lo más objetivo posible para identificar a esas personas.

Puede que creas que, entre tus relaciones cercanas, debe haber gente de todo tipo. Que no debes discriminar a nadie en tu círculo, porque eso estaría mal y sería de mala persona. Sin embargo, aunque no es necesario ni aconsejable que todo el mundo a tu alrededor tenga los mismos gustos que tú y sea igual a ti; sí es necesario y aconsejable que tengan tus mismos valores.

¿Qué quiere decir esto? Que puedes perfectamente tener amigos con otros hobbies y gustos completamente distintos a los tuyos. Sin embargo, no sería coherente que tengas amigos o personas cercanas que difieran demasiado de ti en sus valores y en los principios en que basan sus vidas. Pero, para saber si difieren de tus principios, antes debes conocerte a ti y a tus valores.

¿Quién eres tú?

Para identificar quiénes son las personas que no deben estar en tu vida, debes conocerte primero a ti mismo. ¿Cómo? Identificando cuáles son tus valores. ¿Qué principios rigen tu vida?

Te propongo como ejercicio que te sientes y anotes en una libreta cuáles son tus valores fundamentales, esos que son tan importantes para ti que no permitirías que nadie pasase por encima de ellos. Seguro que tienes varios y, si no, te aconsejo por tu bien que los busques y los adquieras cuanto antes.

Ejemplos:

  • ¿Eres una persona para quien la verdad es un principio fundamental? Entonces no tolerarás las mentiras, ni las dirás aunque sean piadosas. ¿Tendría sentido en ese caso que tuvieses un amigo mentiroso compulsivo? No.
  • ¿Eres una persona que cree por encima de todo que todos los seres humanos somos iguales y tenemos el mismo valor? ¿Odias el racismo? Entonces, no sería coherente que tu mejor amigo fuese un racista empedernido y, ni siquiera, que fuese de esas personas que dicen “yo no soy racista, pero no me gustan los…”
  • ¿Para ti, en una relación, te parece que es fundamental el respeto a la pareja y la fidelidad? Entonces, si tu pareja te es infiel repetidamente y no lo dejas, estarás siendo incoherente con tus principios.

Para identificar quiénes son las personas que están chocando contigo y saber a quiénes debes mandar a paseo, antes debes hacer este ejercicio y determinar quién eres tú.

Ejemplos de personalidades nefastas

Si te está costando identificar quién eres y quiénes son esas personas que puedes y debes eliminar de tu vida, puede que estos ejemplos te ayuden.

Personas manipuladoras de la culpa. Expertas en chantaje emocional. Victimas perpetuas de la vida. Hipócritas de cualquier tipo. Egoístas. Mentirosas. Abusadoras de la confianza. Personas con complejo de inferioridad que tratan de proyectar sus complejos en ti. Aduladoras. Chismosas. Criticonas. Envidiosas. Anticipadoras de desgracias. Personas que no quieren avanzar porque, si lo hicieran, tendrían que dejar de quejarse de su vida…

Por desgracia, podría seguir nombrando ejemplos. Hay muchos tipos de personas tóxicas. ¡Y qué decir de quienes reúnen en sí mismos varias de estas cualidades! Si en tu círculo cercano hay una persona que reúne varias, te aconsejo que huyas cuanto antes. No tienes nada que hacer con una persona así.

Puede que te hayan pasado algunos nombres por la mente mientras leías el post hasta aquí. Y, si es así, ¿por qué sigues permitiendo que esas personas formen parte de tu vida? Detectar a ese tipo de gente es más fácil de lo que parece pero, entonces, ¿por qué no las has eliminado ya?

Es posible que tengas alguno de los miedos que voy a mostrarte a continuación. Es posible que esos miedos sean los culpables de que, aunque sabes que esa relación te está haciendo daño, continúes teniéndola. Y, cuando hablo de relación, no me refiero únicamente a una pareja. Puede ser una amistad, un familiar, un compañero de trabajo o tu jefe.

Miedos que necesitas superar

Hay ciertos miedos o ideas erróneas que puedes tener y que necesitas eliminar antes de poder lanzarte a mandar a la porra a esas personas nefastas. Una vez que hayas identificado quiénes son, revisa si alguno de estos miedos es lo que te está impidiendo mandarlos a freír espárragos.

Miedo a desagradar

Si eres de esas personas que siguen pensando que desagradar a los demás está fatal, déjame decirte que tienes un grave problema. Obviamente, no vas a ir por la vida queriendo caerle mal a la gente. Sin embargo, de vez en cuando es necesario desagradar.

Ten en cuenta que, el hecho de que tus actos desagraden a alguien no siempre tiene que ver con quién eres tú o lo que tú estás haciendo. Por ejemplo, puede que entre tus principios esté el de decir siempre la verdad y que tu jefe te pida que digas una mentira para salvar su trasero. ¿Decirle que no mentirás por él es algo malo? No. ¿Puede desagradarle que quieras decir la verdad aunque esto le perjudique? Por supuesto que sí.

Como ves, no siempre es posible agradar a todo el mundo. Por lo tanto, si para agradar a los demás necesitas dejar a un lado tus principios, déjame decirte que estás caminando por el camino incorrecto.

Por eso, elimina de tu vida el miedo a desagradar a los demás. Si tú sabes que estás haciendo lo que debes, según tus buenos valores y de forma respetuosa y amable; que se moleste quien quiera. Que nada te impida ser una persona firme en tus convicciones. Si no, más que una persona, serás una marioneta.

Miedo a quedarte solo

Desde pequeños nos han enseñado que estar solo es malo. Pero, ¿nunca has oído eso de “mejor solo que mal acompañado”? En ocasiones, sobre todo cuando se trata de amistades muy cercanas o parejas, el miedo a estar solo si dejamos de tener relación con esa persona puede ser atroz.

Pero, ¿qué es mejor? ¿Tener un mal amigo o no tener ninguno? ¿Tener una pareja que te es infiel continuamente y delante de tus narices o estar soltero? En cualquiera de los dos casos, la respuesta más inteligente es estar solo.

Y déjame decirte que estar solo no significa que vayas a morir en soledad. Si eres una buena persona, con valores fuertes y que trata bien a los demás, será cuestión de tiempo que esa mala persona sea sustituida por alguien mejor. Alguien leal, acorde a tus principios y que realmente valore la relación que tienes con él.

Miedo a romper una relación antigua

¿Tienes un amigo desde hace cuarenta años pero te has dado cuenta de que ya no es la buena persona que conocías, sino una mala versión de los restos que quedan de él? Las relaciones no se miden por años, se miden por buenos momentos pasados, presentes y futuros.

¿Esa persona te está haciendo daño actualmente? ¿Se ha convertido en la peor versión de sí misma? ¿Tu marido te fue fiel durante diez años, pero ahora ha dejado de serlo y, encima, se atreve a restregarte por las narices sus aventuras? Permíteme decirte que la cantidad de años que hayan pasado no es motivo suficiente para continuar sumando días a una relación tóxica.

Cómo mandar a la gente a paseo

Si has identificado a la persona que debes eliminar de tu vida o a quien debes poner ciertos límites, a continuación voy a contarte cómo hacerlo.

Aprende a poner límites y decir no

Lo primero que debes hacer para saber controlar tu vida es aprender a decir que no. ¿Te ha pasado alguna vez que has terminado haciendo algo que iba en contra de tus principios, simplemente por no tener el valor de decirle a alguien: NO VOY A HACERLO?

No te preocupes, a todos nos ha pasado que hemos cedido más de lo necesario en ocasiones. Pero es importante que tengas presente que decir que no, no siempre es malo. De hecho, en ocasiones resulta incluso saludable. Por no saber decir que no, ¿cuántas personas han comenzado a tomar drogas o se han visto envueltas en problemas realmente graves? ¡Qué fácil hubiese sido decir: no quiero!

Si te conoces realmente como te dije en el primer punto y sabes cuáles son tus valores, te resultará mucho más fácil rechazar aquello que no esté acorde con ellos.

Y, sí. En ocasiones desagradarás a los demás por poner límites. El hecho de no asistir a todos los eventos a los que te invitan o no hacer todo lo que a otros les gustaría que hicieras, puede convertirte (a sus ojos) en alguien desagradable. Sin embargo, no son sus ojos los que deben importarte.

Rebaja tu tolerancia

En el libro que me ha inspirado para escribir este artículo, hay una cita anónima muy interesante: “Existe un punto en que la tolerancia ya no es una virtud”.

El equilibrio es la mejor respuesta ante cualquier tipo de actitud. Por ejemplo, está claro que debes amar a tu pareja y respetarla, además de perdonarle prácticamente cualquier cosa que pueda hacer; ya que está claro que es tan imperfecta como tú. Sin embargo, ¿sería un nivel sano de tolerancia que siguieses soportándola si te es infiel? No.

Si estás siendo demasiado tolerante con la actitud de los demás, puede que necesites ponerte límites a ti mismo en cuanto a lo que toleras. Seguro que no quieres ser el Ned Flanders de tus relaciones. 

No pierdas la compostura

Es importante que, aunque quieras decirle a esa persona todo lo que se te pase por la cabeza, mantengas la compostura. No hay nada peor que querer sacar a alguien de tu vida y hacerlo de forma grosera. Además, puede que tuvieses toda la razón, pero al hacerlo de forma poco elegante, te puede salpicar toda su basura.

Por eso, sé elegante. Si quieres enviar a alguien a la porra hazlo, pero con estilo. No permitas que esa persona tenga nada que echarte en cara. De esta forma, la única opción que le quedará para dejarte mal será decir mentiras.

Si no eres capaz de controlar tus impulsos, piensa en la tranquilidad que se debe sentir cuando alguien con malas intenciones necesita inventarse mentiras para poder dejarte mal.

¿Quieres saber más?

La información que he reunido para crear este post ha sido sacada, en parte, de mi experiencia personal. En otra parte, la he sacado de los principios que rigen mi vida. Y, por último, me he basado en el libro Cómo mandar a la gente al carajo, de César Landaeta.

Como yo no he explicado en este post todos los puntos de los que él habla en su libro, donde te muestra 10 lecciones para mandar a la gente al carajo, quizá te interese leer su libro para saber más.

También, te invito a dejar en los comentarios tus opiniones, experiencias, impresiones, preguntas, dudas y miedos al respecto. Así, como siempre digo, entre todos podremos ayudarnos a saber, en este caso, cómo mandar a la gente a paseo. Si crees que alguien necesita leer esta información, no dudes en compartirle el enlace de este post. Como siempre, espero haberte ayudado y poder seguir ayudándote a través de los comentarios. ¡Hasta pronto!

Bea Martín

Hola, soy Bea! Mi pasión -y mi profesión- es escribir. Disfruto mucho de pasar tiempo frente al mar y de los juegos de mesa en buena compañía. Este es mi blog personal, donde combino mi pasión por escribir, con mi afición de los medios audiovisuales y mi curiosidad por la mente humana. Siempre he tratado de encontrar maneras de sentirme mejor y ayudar a otros y desde 2013 lo reflejo en este blog.

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  • A mí me ha costado años encontrar amistades verdaderas. Por eso, tengo miedo a que esas relaciones finalicen.